Natasha es una mujer joven. Unas imágenes de ella grabadas y difundidas sin su consentimiento en una fiesta la convierten en el centro del chismorreo de su pueblo. Aparecen más personas en el vídeo, pero sólo la mujer joven es el centro de atención de las miradas y sus acciones, objeto de valoración. Estas situaciones no permanecen impolutas en el equilibrio emocional de una adolescente.
Como en una catedral gótica donde las amplias vidrieras liberan de peso la estructura y pueden construir los amplios espacios, este cómic hace de las ausencias su fuerza expresiva. Se entiende más la historia por lo que carece y se intuye que por las presencias. Es un cómic que muestra su creatividad en los detalles: en los gestos de los personajes, la fuerza simbólica de los objetos cotidianos y la potencia expresiva de los silencios. La poesía hecha viñeta.
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